ENTREVISTA AL PBRO. DR. LUIS ALBERTO AGUIRRER MARTÍNEZ

 

Luis Alberto Aguirre Martínez

Universidad de La Sabana


Para este quinto numero de la revista Persona y Bioética entrevistamos al Pbro Dr. Luis Alberto Aguirre Martínez, quien acaba de publicar su libro "La noción cristiana de creación y la filosofía griega de Étienne Gilson a Giovani Reale". Cobra actualidad el tema de la relación Fe-Razón con la reciente firma en Roma de la Enciclica papal "Fides et ratio".

- ¿Piensa Ud. Padre Luis, que la reciente Encíclica Fides et Ratio (Fe y Razón) del Romano Pontífice Juan Pablo II, da luces para entender mejor a la persona humana y comprender así cuál es el error teórico con que se argumenta a favor del aborto?.

El aporte de la Encíclica es mostrar que la verdad es el presupuesto de la razón y de la fe, es decir, ambos conocimientos están unidos sin oposición y conducen a la verdad plena que es Dios, fuente y origen del ser y de la verdad de la persona humana. En este aspecto, puedo afirmar, que la Encíclica abre horizontes insospechados para intelegir a cabalidad qué es y quién es la persona humana.

Todos conocemos la famosa definición de hombre, es decir la respuesta a la pregunta qué es el hombre. El hombre es animal racional. Si tenemos en cuenta el aporte, antes mencionado de la citada Encíclica, me atrevo a decir, so pena de ser malentendido, que esa respuesta tiene poca profundidad y no es del todo correcta, no sólo por ser parcial, sino porque no corresponde a la naturaleza humana, a la esencia del hombre.

No es la primera vez que el camino del hombre, en su incesante búsqueda y deseo de la verdad, esté necesitado de un esfuerzo mayor para conquistar la verdad sobre sí mismo.

No me extraña que tal definición del hombre, tan difundida yaceptada, haya permitido fácilmente la confusión de ideas y conceptos, que se esconde tras las pseudo-razones dadas para justificar no sólo el aborto, sino también conductas que ofenden a las personas y al mismo Dios, Creador y Padre de ellas.

Esa confusión de nuestro conocimiento acerca de la realidad humana sólo puede aclararse, en este momento histórico, aquí y ahora, con las ideas y pautas que nos da la Encíclica Fides et Ratio.

- Ud. habla de una confusión que se esconde tras las "razones" o argumentos esgrimidos para justificar el matar a un inocente. ¿Podría explicamos más extensamente esa idea? ¿Hay un error científico y filosófico en esas razones?

Puedo intentar explicarlo. Cuando por la Fe sostenemos una verdad, y por la razón otra que le contradice, es porque hay una equivocación en la razón. y una vez que el error se ha infiltrado en el sistema de pensamiento surgen las confusiones y el error se sistema tiza, transmitiéndose de una ciencia a otra y adquiriendo status de cultura.

La confusión a que me refiero, se presenta cuando se razona -al margen de lo que dice la Fe, que es vista como una entrometida- y se piensa que en el momento de la concepción no se engendra una persona -un hijo-, ni siquiera un cuerpo sino una agrupación de células vivas, sin más unidad que simplemente la de estar contiguas, y que pueden ser exterminadas sin más problema.

Cualquier biólogo tacharía como no-científica la afirmación de que se trata sin más de una agrupación de células vivas, aún más ahora después de los datos aportados por el célebre científico francés Jérome Lejeune. Se trata de un cuerpo humano y esto es un hecho biológico evidente.

Quienes piensan que lo concebido no es persona, se ven así forzados por la realidad -que al ser evidente se ve con claridad- a admitir que se trata de un cuerpo animal no racional. Ellos no aceptarían otra afirmación. Y si somos consecuentes habría que decir, cosa que a lo mejor nadie se ha atrevido hasta el momento, que la mujer que lo engendró sería madre, no de un hijo, sino de un animal !!! al menos durante la primera etapa de la géstación. Este es otro de los motivos por los que no se atreven a afirmar que lo concebido es un cuerpo humano vivo, es decir, no cadáver.

A nivel teórico-cognoscitivo la confusión podría expresarse así: la naturaleza del hombre puede constituirse como tal naturaleza, sin ser persona humana. Con la definición de hombre dada por Aristóteles es fácil, en este nivel, afirma lo anterior. Al definir que hombre es racional, se piensa que primero aparece lo animal y más adelante se le superpone lo racional.

La naturaleza corpórea se puede ver se puede ver, tocar y medir por ser lo sensible, lo meramente material-lo animal- pero esto, según ellos, no conduce a reconocer lo inteligible, la realidad última que soporta lo sensible, concediéndole unidad -ser un todo-: en este caso, el espíritu. El cuerpo no es visto como cuerpo para la vida del espíritu, sino para la muerte. Esa incapacidad de reconocer lo inteligible en lo sensible, la persona como realidad manifestada en su cuerpo, es el fundamento para justificar el aborto.

Esa incapacidad es efecto y fruto del llamado positivismo científico, postura que, en el fondo, supone que el conocimiento humano está cerrado sobre sí mismo. El conocimiento humano se agota, está limitado e incapaz de superar ese límite.

Algunos griegos descubrieron la filosofía -amor a la sabiduría (verdad) para escapar a semejante estrechez. El sentido común y su honradez intelectual les gritaban por doquier, que la inteligencia era capaz de superar (trascender) lo sensible y meramente material, para alcanzar lo inteligible. Platón lo llamó metafóricamente "la segunda navegación", más ardua que la primera, pero más bella porque encontraba explicaciones, la verdad. Su confiado optimismo no les engañaba. A pesar del esfuerzo, de la dificultad y de los errores era posible discernir la verdad y las apariencias, la verdad y el error.

A la persona no le interesa vivir de la opinión y menos del engaño. Descartes -y todos con él- busca la certeza: ideas claras y distintas. Aunque Descartes erró en el método: dudó. Paradójicamente Descartes nos legó la duda y no la certeza. La res extensa (lo sensible material) arroja dudas, la res cogitans (el pensamiento) produce certeza (distinto de verdad).

La separación entre el conocer sensitivo y el intelectual, que empezó con Descartes, fue formulada por Kant como oposición entre fenómeno y nóumeno. Esa postura quebró la unidad del conocimiento: ya lo sensible y lo inteligible no forman una unidad.

Esa corrupción de la unidad del conocimiento fue históricamente la ocasión y el arma del inmanentismo, porque quebró el conocimiento del ser real. El inmanentismo reduce lo real a una obra de la razón. El hombre -con su razón y también su cuerpo- es la medida de todas las cosas. Esta postura entraña soberbia y desconfianza, y terminó por conducir al eclecticismo y luego al escepticismo: basta recordar las afirmaciones del famoso Círculo de Viena, integrado por científicos de renombre. El eclecticismo y el escepticismo son, pues, algunos de los frutos de una razón autónoma, que ve en la Fe un cortapisas, un estorbo.

Es necesaria, pues, una labor de purificación en el hombre y en las ciencias para reconocer que las cosas son lo que son, independientemente de si captamos la verdad de lo que son.

No nos hemos apartado del tema. El Romano Pontífice propone en su Encíclica una vuelta a la Unidad del Saber, descubrir las posibilidades fecundísimas que la Fe concede a la Razón, y como la recta Razón es capaz de abrirse a la plenitud de verdades que la superan, aceptando la Fe. Como fruto de esa propuesta, el Papa ha revisado la definición de hombre dada por Aristóteles. El mérito de esa definición aristotélica -que hemos dicho es de muy corto alcance y por eso facilitó que el positivismo inmanentista redujera la concepción del hombre, es decir la idea que el hombre tiene del hombre, y con esa reducción se justificara plenamente el aborto- es señalar que la persona está constituida por una dualidad (dualidad no es dualismo: este último es el error teórico generado por el positivismo y el).

- ¿Cúal es esa revisión de la definición de hombre que propone el Romano Pontífice? ¿Hay una nueva? ¿Ha cambiado lo que somos, o caído en olvido lo que es el hombre (varón y mujer) o no lo habíamos descubierto?

Como fruto de la Revelación de Dios por medio de la Encarnación de su Hijo, el Papa propone elaborar una Teología del cuerpo (humano). Esta Teología exige la aparición de conceptos filosóficos (léase antropológicos) que hasta el momento no se tienen, pero ya algunos filósofos han comenzado a elaborar.

Aquí se manifiesta claramente y una vez más, como la Fe apoya e impulsa a la Razón. La fe es generadora de razón. Todo lo contrario de lo que han querido enseñarnos, y que no deja de ser un tópico cultural transmitido en periódicos, revistas y libros (usados en universidades), sobre que la fe supone un lastre para la ciencia.

Quienes difunden este tópico desconocen la realidad histórica. Pongo un ejemplo: está científicamente comprobado, que la noción de creación desde la nada hizo su aparición por vía de fe (aunque podía haberse descubierto por vía de razón), y que esa idea, que irrumpió con una novedad absoluta en la historia del pensamiento, fecundó tan originalmente el pensamiento que aún los sistemas filosóficos modernos le son deudores, no sólo en sus expresiones sino también en sus fuentes.

Paso ahora a responder más directamente a su pregunta. Para eso me serviré de la transcripción de unos textos de esta Teología hecha por el Papa, en la que, a mi modo de ver, se da una respuesta a la pregunta ¿qué es el hombre? y que exige una revisión muy profunda de la definición del hombre que dió Aristóteles. Resalto en negrita los conceptos que merecen mayor atención.

En la audiencia general del 16 de abril de 1986 dice "Que el hombre sea espíritu encarnado, si se quiere, cuerpo informado por un espíritu inmortal, se deduce ya, de algún modo, de la descripción de la creación contenida en el Libro del Génesis". "El hombre es una unidad: es alguien que es uno consigo mismo. Pero en esta unidad está contenida una dualidad. La Sagrada Escritura presenta tanto la unidad (la persona) como la dualidad (el alma y el cuerpo)".

En la audiencia general del 24 de octubre de 1979 había dicho: "El hombre está solo (Génesis, 2-18-20); esto quiere decir que él, a través de la propia humanidad, a través de lo que él es, queda constituido, al mismo tiempo, en una relación única, exclusiva e irrepetible con Dios mismo." "EI hombre ('adan) habría podido llegar a la conclusión de ser sustancialmente semejante a los otros seres vivientes (animalia) basándose en la experiencia del propio cuerpo. y en cambio leemos, no llegó a esta conclusión, más bien llegó a la persuasión de estar « solo»." "El análisis del texto yahvista nos permite, además, vincular la soledad originaria del hombre con el conocimiento del cuerpo, a través del cual el hombre se distingue de todos los animalia y «se separa» de ellos, y también a través del cual él es persona".

Para no alargarme más, transcribo las últimas citas. Son de la audiencia general del 28 de abril de 1982: La mentalidad contemporánea esta habituada a pensar y hablar, sobre todo, del instinto sexual, transfiriendo al terreno de la realidad humana lo que es propio del mundo de los seres vivientes, los animalia. Ahora bien, una reflexión profunda sobre el conciso texto del capítulo primero y segundo del Génesis nos permite establecer, con certeza y convicción, que desde «el principio» se delinea en la Biblia un límite muy claro y unívoco entre el mundo de los animales (animalia) y el hombre creado a imagen y semejanza de Dios... Por tanto, la aplicación al hombre de esta categoría, sustancialmente naturalista, que se encierra en el concepto y en la expresión de «instinto sexual» , no es del todo apropiada y adecuada".

Como puede verse, estos son muy sugerentes y abren horizontes insospechados. Eso es lo que quiero subrayar. También debo añadir que en el terreno antropológico (filosófico) queda mucho por recorrer, para elaborar una filosofía del hombre concorde con los análisis teológicos.

_ Padre Luis, estoy de acuerdo en que esos textos abren la inteligencia a un mejor conocimiento de lo que somos y de quienes somos. ¿Se anima a sacar algunas conclusiones de los textos anteriores, que permitan mostrar el esplendor de lo que es y quien es el hombre? ¿Podría relacionarlas con el error teórico-cognoscitivo que late tras la práctica abortiva

Me atrevo a concluir que la concepción de persona que tiene el Papa y que está tras esa definición de hombre es: ser persona es ser amado (por sí mismo) por Dios. Y para el hombre, ser amado es ser corporeizado, ser sujeto de la donación de un cuerpo. El Beato Josemaría, inspirador y por tanto fundador de la Universidad de la Sabana, decía que amaba a sus hijos del Opus Dei, como nuestras madres: con nuestros cuerpos. Dios, origen y fuente del amor que nos creó no hará menos, verdad? Dios no ama sólo nuestra alma inmortal. El Romano Pontífice afirmó que: "a través de la propia humanidad, a través de lo que él (el hombre) es, queda constituido, al mismo tiempo, en una relación única, exclusiva e irrepetible con Dios mismo".

Repito, ser persona humana es ser donado con un cuerpo. No consiste, pues, en hacer cosas, en actuar -realizar acciones-, menos en estar con determinado desarrollo o poseer determinadas habilidades y cualidades. Para ser persona basta se amado. El cuerpo humano es una señal, sin ser sólo señal, de ser amado. El cuerpo es algo donado y el don es signo de amor.

Ser persona es ser amado, primordialemte por Dios, que es quien nos dona el cuerpo. También los padres donan el cuerpo, pero no en el origen, porque a ellos el cuerpo también les fue donado, dado. ¿Quién se ha dado a sí mismo su cuerpo?.

De lo recientemente dicho, que ser persona en se amado, y en el caso del hombre es ser corporeizado, se deduce que no se puede separar la persona de la naturaleza (cuerpo vivo); esto no lo admiten los defensores del aborto. Se es persona desde que se manifiesta el cuerpo humano vivo. Y cuerpo humano vivo existe desde que el óvulo es fecundado por el espermatozoide: este es un hecho biológico -no es un hecho religioso-. Aunque a los hechos les basta ser hechos sin más calificativos.

Así queda desenmascarado el error teórico -no así el práctico- que justifica la práctica abortiva (en los primeros meses de gestación).

Aunque lo que diré a continuación no sea propiamente una conclusión deducida de lo anterior, lo digo porque me parece necesario. Detrás de esas consideraciones que se puede ver que el concepto y la definición de hombre, deben aparecer como fruto de conocer lo superior al hombre y al hombre mismo, es decir proceder desde arriba hacia abajo, y no com efecto del conocimiento de las realidades inferiores, de abajo hacia arriba.

Con esto quiero decir, que toda definición de hombre que no deje traslucir -que no esté " abierta-a" -la realidad de que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios a través de Cristo (quien asumió la naturaleza humana), se quedará tan corta en su captación del hombre que la razón fácilmente reducirá el conocimiento de la naturaleza humana a su cantidad extensa o a su temporalidad, para luego reducir el cuerpo humano a sus componentes químicos, estos a sus microcomponentes, éstos a ciertas funciones relativas, a combinaciones mutuas, a desplazamientos locales, a ecuaciones matemáticas, y luego se pretende -contra todo sentido común- que estos aspectos ínfimos constituyan la causa del todo resultante.

La reducción de lo racional (animal racional) es también otro peligro inminente. Cuando la razón no se abre a la Fe es fácil que lo racional se reduzca a lo lógico, ésto al lenguaje y éste a lo histórico-social. Así se ha pulverizado al hombre, sus derechos y su dignidad -cayendo en lo absurdo- y, a su fundamento: Dios mismo. Con semejante panorama, hace su entrada no sólo el aborto, sino cualquier otro tipo de conducta infra-humana (ej. el racismo, el genocidio, la infra-valoración de la mujer, etc

Después de considerar lo dicho por el Papa me atrevo a colegir -aunque sea de modo negativo- que el cuerpo humano no es un cuerpo animal en ningún momento desde su concepción hasta su muerte. Técnicamente habría que decir que el concepto cuerpo se aplica a los vivientes con analogía de atribución. Así la definición de hombre como "animal racional" queda en entredicho.

Filosóficamente se puede apoyar esa afirmación con el siguiente razonamiento: teniendo presente el hecho biológico que desde la concepción se trata de un cuerpo de naturaleza humana, y no de una simple agregación de células (véase la respuesta a la primera pregunta), y que está vivo, lo que hace que sea un cuerpo de tal naturaleza es el espíritu, y esto marca un límite, una distinción y una separación con los demás cuerpos vivientes.

No reconocer que desde el momento de su concepción el hombre es espíritu encarnado (corporeizado), separando aunque sea en un momento el cuerpo del espíritu -separación que se llama muerte del cuerpo- es fruto de la ignorancia filosófica -de la que no se está exento por el hecho de ser célebre científico (hasta Aristóteles lloraría al conocer la negación de su teoría hilemórfica, y llorarían también los filósofos al oír que se sostiene la superposición o intercambio de formas sustanciales: esto último sería aceptar que de ser animal se pasa a ser hombre!!! O ha sido hombre desde el comienzo o no lo será nunca!!!, y poniendo un poco de buen humor usando la letra de la canción, llorarían los guaduales ... por enésima vez)-, o del prejuicio positivista-inmanentista, o de la soberbia del hombre.

Otra afirmación que puede colegirse de los textos transcritos es que la unidad del cuerpo y del alma espiritual es tan honda, que el cuerpo manifiesta y revela la persona entera. No podemos alterar los conceptos que se expresan con lo vocablos persona y naturaleza, como se hace actualmente, entendiendo a la persona como desligada de la naturaleza. El cuerpo es un don al espíritu libre, y ese don me hace doblemente libre, pues me permite ofrecer el don de mi mismo a otro, revelándome plenamente persona.

Por la Fe sabemos que la dignidad del cuerpo humano en cualquier estadio de su desarrollo reside en que es a imagen y semejanza del de Cristo, quién también pasó por todas la etapas de desarrollo, incluyendo la de su concepción cuando asumió un cuerpo humano tomado de María Virgen: "en el relato de Mateo 1, 18-25 volveremos a encontrarnos con unos datos de Revelación neotestamentaria que sitúa la corporiedad humana en un plano ontológico tal elevado con el de su asunción por Dios para constituir el compuesto sustancial de la humanidad de Jesucristo" José María Casciaro, la Encarnación del Verbo y la corporeidad humana en "Scripta Theologica" 18 (1986), p. 764). Así, el cuerpo de Cristo revela a Cristo mismo, no lo tapa ni lo esconde.

Por último quiero recordar que teológicamente se puede explicar la ruptura de la unidad entre lo sensible (cuerpo) y lo inteligible (espíritu) por cargar el acento en el pecado entendido como generador de pasión manifestada o sentida en el cuerpo.

Agradezco muchísimo a la Revista Persona y Bioétca y como sacerdote elevo mi oración a Dios para que contribuya a que lo hombre alcancen la Verdad -a Cristo Jesús- y se abran a su plenitud.

 

Entrevista realizada en Enero de 1999
Por el director de la revista, Dr. Pablo Arango Restrepo