Introducción

Desde los albores de su nacimiento, la Bioética ha sido propuesta para un debate amplio sobre cuestiones éticas y sociales en el ámbito de las ciencias de la vida, la salud y la medicina. En la actualidad la Bioética ha configurado tres grandes campos temáticos: aquellos relacionados con los razonamientos acerca de los valores y principios originarios de la ética médica; los derivados de la ingeniería genética, el aborto, la eutanasia, la experimentación clínica, y finalmente, los aspectos derivados de la práctica médica concreta en el caso clínico, los valores que se ponen en juego en las mismas o los medios correctos para que se pueda encontrar una línea de conducta sin modificar tales valores. Sin embargo, en estas discusiones no se trata de cotejar opiniones y posiciones éticas. La Bioética busca proporcionar respuestas objetivas, con criterios racionalmente válidos.

En este sentido recurre a la interdisciplinareidad, al análisis profundo y actualizado de la naturaleza del hecho biomédico y a evidenciar las implicaciones en el plano antropológico con el fin de detectar las soluciones éticas y las justificaciones de orden racional en que se sustentan tales soluciones. Estas consideraciones llevan a proponer, como lo han hecho ya algunos teóricos, que la Bioética asuma un carácter normativo tal como lo tiene la Ética. Se trata de establecer las condiciones para que el hombre mantenga su identidad y el valor incondicionado de su vida.

La Bioética se sitúa dentro de los saberes que tienen por objeto el estudio de la verdad sobre el hombre, sobre lo que constituye su identidad como ser personal y sobre las exigencias objetivas que esta verdad presenta a la libertad y a la responsabilidad del agente racional y libre que es el ser humano. En este sentido forma parte de la filosofía moral y está abierta a la antropología.

La Bioética adquiere cada vez mayor sentido ya que cuanto más avanzan la ciencia y la técnica tanto mas necesaria se hace la reflexión racional sobre los principios directivos del obrar humano no para formar o impedir el bien que la ciencia y la técnica puedan proporcionar al hombre sino para evitar los posibles males acarreados por los nuevos poderes técnico -científicos.

La Bioética busca armonizar los valores técnicos con el dominio específicamente humano de tal suerte que haya un equilibrio entre las nuevas conquistas y el dominio de sí. En el mundo de hoy se puede decir que un ser pierde tanta más conciencia de su realidad íntima y profunda cuánta mas dependiente es de todos los mecanismos cuyo funcionamiento le asegura una vida material tolerable. En consecuencia, la ciencia y la técnica no pueden por sí solas indicar el sentido de la existencia y el progreso humano.

No obstante es necesario conocer que la innovación tecnológica producida por las ciencias biológicas y médicas han extendido el campo de acción del hombre hasta terrenos antes impensables. La naturaleza viviente no es sólo objeto de estudio sino también de intervención haciendo posible introducciones en el ser mismo de la vida, con efectos espectaculares pero también cargados de consecuencias para el presente y el futuro de la humanidad. La capacidad de manipulación se ha extendido hasta los primeros elementos infinitesimales de la materia viviente, con la capacidad de intervención sobre la generación de la vida, con procedimientos que se diferencian ostensiblemente de los naturales. Ante tal panorama, la Bioética debe entenderse como la Etica frente a las tecnologías de la salud y de la vida, como un saber que pueda evitar los posibles males derivados de un uso irresponsable de este nuevo poder científico y como un cuerpo de conocimientos que indiquen el sentido de la existencia y del progreso humano.

La Bioética también estudia la práctica médica como actos éticos, que comprenden al profesional de la salud como persona y a la institución donde tiene lugar el ejercicio de la medicina.

Es lamentable, pero los modelos individualistas que en el momento rigen para los hospitales han hecho que éstos pierdan su carácter de organismos morales con vida ética propia. El hospital parece haber olvidado que su personal necesita convicciones éticas fuertes que lo lleven a actuar como un grupo con altas calidades humanas y con ideales profesionales para responder humanamente a las necesidades de los enfermos.

Además, la Bioética no es una abstracción. Se vive a diario en cada uno de los actos que involucran la relación médico - 'paciente. En ella se comprometen dos personas, es decir, entran en contacto las dimensiones espirituales que vienen a encontrarse en cada hombre. De allí que la Bioética rescate el valor de la persona y que hable del paciente y no del cliente, de igual forma que reconoce la inviolabilidad de la vida humana.

De las consideraciones anteriores la Bioética desprende su destino y su fin que no es otro que el mantener digna la vida. En palabras de José Luis del Barco: "Hacer justicia a la vida, dar al vivir lo que es suyo: eso es la Bioética".

 

Pablo Arango Restrepo.
Director de la Revista Persona y Bioética.
Universidad de La Sabana.